siglos xix y xx → languideces, genocidios, guerras,
angustia, desolación
se organizó
tanto, se edificó, se acumuló tanto y simultáneamente se estuvo tan atormentado
por la pasión de la nada, de la tabla rasa, de la exterminación total
formas de
aniquilación adquieren dimensiones planetarias
un asunto de
liberación no tiene que ver con las generaciones
¿qué se ha
salvado? crece el saber, el poder, el trabajo, el ejército, la familia, la
iglesia, los partidos, ya han dejado de funcionar como principios absolutos e
intangibles y en distintos grados ya nadie cree en ellos
Nadie cree en el
trabajo cuando la jubilación, los fines de semana y las vacaciones se
convierten en una aspiración de masa, en un ideal
Nadie cree en la
familia cuando los índices de divorcios no paran de aumentar, los viejos son
expulsados a los asilos, los padres quieren permanecer jóvenes, las parejas se
vuelven libres, el aborto y la esterilización son legalizados.
Nadie cree en el
ejército cuando escapar del servicio miliar ya no es un deshonor
Se propaga la ola
de deserción despojando a las instituciones de su grandeza anterior y de su
poder de movilización emocional. Sin embargo, el sistema funciona, las
instituciones se desarrollan en el vacío
Vida en los
espacios abandonados
↓ eternas
lamentaciones sobre la decadencia occidental. Dios ha muerto pero a nadie le
importa, esta es la alegre novedad
El capitalismo
funciona a base de libido, de creatividad, de personalización. Relajación, el
sistema invita al descanso, al descompromiso emocional
Cuadros hiperrealistas
no llevan ningún mensaje. Hiperrealismo se convierte en juego puro ofrecido al
único placer de la apariencia y del espectáculo. Abandono de lo real y circularidad
hiperrealista, representación desprovista de escala humana por ampliaciones y
acentuaciones de las formas y los colores
Se pierde ante la
frivolidad o utilidad de la moda, del ocio de la publicidad. En la era de lo
espectacular, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, lo real y la ilusión,
el sentido y el sinsentido se esfuman, los antagonismos se vuelven flotantes y
se empieza a comprender que ya es posible vivir sin objetivo ni sentido
La indiferencia
crece.
La enseñanza se
ha convertido en una máquina neutralizada por la apatía escolar. Abandono del
saber mayor que el aburrimiento. El colegio es un desierto en donde los jóvenes
vegetan sin grandes motivaciones ni intereses. Las huelgas después del 68 han
desaparecido, la protesta se ha extinguido, el colegio es un cuerpo momificado
y los enseñantes un cuerpo fatigado, incapaz de revitalizarlo
La política ha
entrado en la era de lo espectacular, interesa a los ciudadanos en la misma
manera, o menos, que los resultados deportivos y las apuestas. La política se
ve obligada adoptar el estilo de la animación, debates personalizados, etc. lo
único capaz de movilizar la atención del electorado
Las declaraciones
de un ministro no tienen mayor valor que un folletín. No hay jerarquías. Lo único
que determina la audiencia es la calidad de la diversión. Indiferencia posmoderna
por exceso
¿qué puede aún
escandalizar? Un acontecimiento se olvida tan pronto ha sido registrado,
expulsado por otros aún más espectaculares.
Indiferencia ante
el propio hogar, sólo importa por su cercanía al lugar de trabajo
La modernidad, el
futuro ya no entusiasma a nadie
Personalización y
liberación del espacio privado
Todos los gustos,
todos los comportamientos pueden cohabitar sin excluirse, todo puede escogerse
a placer
Individuo narcisista
Indiferencia actual,
la apatía se extiende más por cuanto concierne a sujetos informados y educados.
Se manifiestan por el aburrimiento y la monotonía. La indiferencia designa una
nueva conciencia.
Desencanto en el
trabajo. En el sistema, los ideales y valores declinan y sólo queda la búsqueda
del ego y el propio interés, éxtasis de la liberación personal, la obsesión por
el cuerpo y el sexo. En la sociedad se inicia una desmotivación generalizada,
pasión de consumir. El deseo, el placer, la comunicación se convierten en los
únicos valores.
El capitalismo
hace indiferentes a los hombres, como lo hizo con las cosas. La apatía es una
nueva socialización. El capitalismo encuentra en la indiferencia una condición
ideal para su experimentación
La inconstancia y
la innovación capitalistas hacen y deshacen combinaciones cada vez más deprisa.
El sistema del “por qué no” se vuelve puro como la indiferencia
Cuanto más los
políticos se explican y exhiben en la tele, más se ríe la gente, cuantas más
octavillas distribuyen los sindicatos, menos se leen, cuanto más se esfuerzan
los profesores porque sus estudiantes lean, menos leen éstos = indiferencia por
saturación, información y aislamiento.
Escasez de
motivación. El hombre indiferente no se aferra a nada, no tiene certezas
absolutas, nada le sorprende y sus opiniones son susceptibles de modificaciones
rápidas
La cifra global
de suicidios no cesa de declinar. Se hace incompatible con la era de la indiferencia
Enfermedad del
vivir
Generalización de
la depresión → surgimiento del individuo puro, Narciso en busca de sí mismo,
obsesionado solamente por sí mismo, propenso a desfallecer o hundirse en
cualquier momento. El hombre relajado está desarmado. Los problemas personales
toman dimensiones desmesuradas
Todo da lugar a
dramatizaciones y estrés: envejecer, engordar, afearse, dormir, ir de
vacaciones, educar a los niños, todo es un problema. Las actividades
elementales se han vuelto imposibles
Deseo y dolor de
estar solo. Cada uno exige estar cada vez más solo y simultáneamente no se
soporta a sí mismo
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