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domingo, 3 de noviembre de 2013

cuento/libro

holi!!! bueno este es un cuento que tuve que hacer para mi clase de español ya trae contraportada y toda la cosa ;) solo acomodenlo bien en un documento de word y qeuda perfecto para imprimirlo y asi:)) (la primera parte es lo que va pegado en la parte de atrás del "libro" lo demás ya va adentro del libro, solo no olviden acomodarlo página por página)


Una noche estaba dormido cuando me despertaron los ladridos de Shasa ¿había alguien en la casa?...
Estas son las palabras de un joven que se ha mudado a Alemania 25 años después de que concluyó la segunda guerra mundial y que vivirá una experiencia aterradora junto con sus padres y su perra dálmata Shasa.
Si lo que buscas son historias de terror y suspenso Las apariciones del capitán Federick es un libro para ti.
             
Las apariciones del capitán Federick

Título original: Las apariciones del capitán Federick
Autor: Cinthya Berenice Ballesteros Angeles
Diseño de la cubierta: Cinthya Berenice Ballesteros Angeles
Diseño adicional de interiores: Cinthya Berenice Ballesteros Angeles
Primera impresión: diciembre de 2012

Impreso en México
         Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el previo, por escrito, de la editorial.

Este libro se terminó de imprimir en el mes de diciembre de 2012, en la casa de Cinthya Berenice Ballesteros Angeles, 
Dedicado a mi amiga Rosa,
a Gaby y a mi mamá.

Nos habíamos mudado a una casa en Alemania, que había sido una iglesia y refugio de soldados durante la segunda guerra mundial. Teníamos una dálmata llamada Shasa, tan pronto como pusimos un pié en la casa Shasa empezó a ladrar incontrolablemente, se veía asustada, supuse que era porque no conocía la casa, suponía mal. Habían pasado ya 4 semanas cuando empecé a notar actividad paranormal. Cuando caminaba en ciertos lugares sentía escalofríos siempre en el mismo lugar, cuando bajaba las escaleras sentía como si alguien tratara de empujarme, pero no había nadie ahí, aunque Shasa sí se caía justo en el lugar donde yo sentía que  me empujaban.



              Una noche estaba dormido cuando me despertaron los ladridos de Shasa, ella corrió hasta mi cuarto y se escondió debajo de la cama, ¿había alguien en la casa? Me asomé debajo de la cama para ver a Shasa cuando sentí que algo me quemaba la espalda y realmente me hirió, subí corriendo las escaleras hacia el cuarto de mis papás. Al enseñarles mi espalda se asustaron y me dijeron que tenía cuatro largos rasguños que cruzaban mi espalda, eso me aterrorizó, mi mamá se levantó para tratar de curar mis heridas; mientras, me puse a pensar que tal vez había un espíritu maligno en la casa, les dije eso a mis papás pero mi papá no me creyó, mi mamá sí; ella decía que había escuchado ruidos extraños y también que había visto sombras de figuras humanas, mi papá no había notado nada extraño así que  todavía no creía.



Shasa y yo nos dormimos en el cuarto de mis padres la noche siguiente. Al igual que la noche anterior, Shasa comenzó a ladrar y se escondió debajo de la cama, todos nos despertamos en ese momento y vimos una figura parada cerca de la puerta, miré fijamente para ver qué o quién era aquello; tenía una mirada diabólica y una sonrisa de satisfacción en su rostro, usaba sombrero, calzaba botas, en su ropa estaban bordadas algunas insignias y estaba todo cubierto de sangre, después de un pequeño rato despareció. Entré en pánico. Mi papá todavía no podía creer, él pensaba que era una pesadilla, pero mi mamá y yo sabíamos lo que habíamos visto.

             

La actividad comenzaba a empeorar, lo que quiero decir es que cuando estaba solo en casa, al regresar de la prepa, escuchaba gritos, risas de niños, me lanzaban cosas como tijeras, fotos, botellas lo que fuera, todo venía de arriba. Fui empujado en las escaleras varias veces, rompí mi nariz una vez cuando mi mamá fue la empujada. Busqué en internet: “¿Cómo remover espíritus de tu casa?” no encontré nada que sonara útil y nadie me tomaba en serio. Sólo una persona me habló sobre el exorcismo. Yo no sabía cómo hacer eso y esa persona no me lo quiso explicar, así que fui a la iglesia y tomé el agua bendita que había, me la lleve a la casa y ya ahí me quité la ropa y con mis dedos comencé a salpicarme tratando de cubrir todo mi cuerpo, mi mamá hizo lo mismo, claro que mi papá no, él creía que eso era estúpido y sin sentido. Sus palabras me molestaban y me daban ganas de gritarle, sólo porque me preocupaba.



Todos nos dormimos en la misma cama otra vez, me aseguré de estar en medio. De pronto del cabello de mi papá empezaron a salir pequeñas fumarolas que no alcanzaban a dañarnos a los demás. Él no se había dado cuenta y yo no le dije nada, se lo merecía, luego gritó:

-¡Auch!-

             

Mi mamá prendió la luz y le preguntó que qué había pasado, él dijo que sintió como si algo lo hubiera mordido. Cuando dejó de hablar se rascó la cabeza y se cayeron varias partes de su cabello, quería reírme a carcajadas, traté de no reír pero él me escuchó y me dio una bofetada que me hinchó el labio y dijo:

-Fue una coincidencia-



              Me levanté para ir a la cocina por un poco de hielo, cuando lo puse en mi labio algo forzó mi mano y el hielo se fue hasta mi garganta, apenas pude tomar un poco de aliento y después de eso lo que recuerdo es a ese hombre, parado sobre mí con esa misma sonrisa sólo observando cómo trataba de escupir el hielo, luego vi cómo mi mamá bajaba corriendo las escaleras; el hombre despareció antes de que mi mamá llegara a mi lado, entonces todo oscureció.



              Cuando desperté estaba en el hospital, una enfermera me dijo que había estado ahí 48 horas. Cuando vinieron mis papás por mí lucían muy mal; mi mamá tenía una cicatriz del lado izquierdo de su frente que atravesaba una de sus cejas y mi papá notables marcas de golpes en toda su cara, no tenía que preguntar qué había pasado porque ya lo sabía, podía imaginármelo. Deseaba quedarme en el hospital en lugar de ir a esa endemoniada casa pero no tenía opción.



              Cuando nos aproximamos a la casa vi al hombre asomado en la ventana con esa misma sonrisa de siempre, desvié la mirada, cerré los ojos y comencé a llorar, tenía miedo, volví a ver a la ventana, él ya se había ido pero ahora había una mujer, tenía un aspecto horrible, nunca antes la había visto usaba un vestido blanco ensangrentado, cuando notó que la estaba viendo dio media vuelta y se fue, ella realmente parecía humana. Al entrar en la casa escuché gritos y niños riendo como siempre, nada había cambiado. Luego subí las escaleras y estaban dos pequeñas niñas señalándome y riendo, les grité:

-¿Qué es tan gracioso?-

              Ellas corrieron, caminé a mi cuarto y vi la frase “VIVE O MUERE” escrita en la pared, llamé a mi mamá para que subiera, cuando vio la pared comenzó a llorar, traté de consolarla y ella dijo que llamaría a los investigadores paranormales. Me sentí muy agradecido cuando dijeron que estarían aquí mañana ya no tendría que preocuparme más. Mamá hizo la cena, hubo completo silencio por primera vez, cuando fuimos a la cama, yo en medio, sentí frío muy frío, miré a la entrada y los vi: la mujer, el hombre de la sonrisa y las dos niñas, nos miraban muy mal y comprendí que estábamos en un profundo infierno, comencé  a implorar: ¡por favor, no más risas, por favor no más demonios! No sabía a quién le pedía pero esperaba que alguien pudiera ayudarme, no quería seguir viviendo así. Finalmente, cerré los ojos y dormí… Shasa seguía a mi lado.



Al día siguiente, cuando llegaron los investigadores, pusieron un enorme cirio en medio de la sala, el cual por más intentos que hicieron no lograron encender. Ante ese hecho, nos advirtieron que esas criaturas eran más poderosas y no podríamos contra ellas. Mientras hablaban, pude verlos; sonreían irónicamente. Esa tarde empacamos, mi papá nos llevó a la estación del tren.



En el camino, papá nos confesó que el capitán que se aparecía en la casa fue uno de sus amigos cuando él estaba en la guerra, su nombre era Federick. Éste, desesperado por no poder dar una mejor vida a su familia, decidió asesinar a su esposa y a sus hijas, para después suicidarse. Papá estaba a punto de llorar cuando nos hizo esa revelación, pues nos explicó que por más intentos que hizo, nunca pudo detener a quien fue el mejor compañero que había tenido en su vida.



… No sé a dónde iríamos, de lo que estaba seguro era que no pasaríamos una noche más en aquella casa que alguna vez albergó monjes y soldados.

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