Una noche estaba dormido cuando me
despertaron los ladridos de Shasa ¿había alguien en la casa?...
Estas son las
palabras de un joven que se ha mudado a Alemania 25 años después de que
concluyó la segunda guerra mundial y que vivirá una experiencia aterradora
junto con sus padres y su perra dálmata Shasa.
Si lo que
buscas son historias de terror y suspenso
Las apariciones del capitán Federick es un libro para ti.
Las apariciones del capitán Federick
Título
original: Las apariciones del capitán Federick
Autor:
Cinthya Berenice Ballesteros Angeles
Diseño de
la cubierta: Cinthya Berenice Ballesteros Angeles
Diseño
adicional de interiores: Cinthya Berenice Ballesteros Angeles
Primera
impresión: diciembre de 2012
Impreso en
México
Todos los derechos reservados. Esta
publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte ni registrada en o
transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni
por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético
electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el previo, por escrito, de
la editorial.
Este
libro se terminó de imprimir en el mes de diciembre de 2012, en la casa de
Cinthya Berenice Ballesteros Angeles,
Dedicado a mi amiga Rosa,
a Gaby y a mi mamá.
Nos habíamos mudado a una casa en Alemania, que
había sido una iglesia y refugio de soldados durante la segunda guerra mundial.
Teníamos una dálmata llamada Shasa, tan pronto como pusimos un pié en la casa
Shasa empezó a ladrar incontrolablemente, se veía asustada, supuse que era
porque no conocía la casa, suponía mal. Habían pasado ya 4 semanas cuando
empecé a notar actividad paranormal. Cuando caminaba en ciertos lugares sentía
escalofríos siempre en el mismo lugar, cuando bajaba las escaleras sentía como
si alguien tratara de empujarme, pero no había nadie ahí, aunque Shasa sí se
caía justo en el lugar donde yo sentía que
me empujaban.
Una
noche estaba dormido cuando me despertaron los ladridos de Shasa, ella corrió
hasta mi cuarto y se escondió debajo de la cama, ¿había alguien en la casa? Me
asomé debajo de la cama para ver a Shasa cuando sentí que algo me quemaba la
espalda y realmente me hirió, subí corriendo las escaleras hacia el cuarto de
mis papás. Al enseñarles mi espalda se asustaron y me dijeron que tenía cuatro
largos rasguños que cruzaban mi espalda, eso me aterrorizó, mi mamá se levantó
para tratar de curar mis heridas; mientras, me puse a pensar que tal vez había
un espíritu maligno en la casa, les dije eso a mis papás pero mi papá no me
creyó, mi mamá sí; ella decía que había escuchado ruidos extraños y también que
había visto sombras de figuras humanas, mi papá no había notado nada extraño
así que todavía no creía.
Shasa y yo nos dormimos en el
cuarto de mis padres la noche siguiente. Al igual que la noche anterior, Shasa
comenzó a ladrar y se escondió debajo de la cama, todos nos despertamos en ese
momento y vimos una figura parada cerca de la puerta, miré fijamente para ver
qué o quién era aquello; tenía una mirada diabólica y una sonrisa de
satisfacción en su rostro, usaba sombrero, calzaba botas, en su ropa estaban
bordadas algunas insignias y estaba todo cubierto de sangre, después de un
pequeño rato despareció. Entré en pánico. Mi papá todavía no podía creer, él
pensaba que era una pesadilla, pero mi mamá y yo sabíamos lo que habíamos
visto.
La actividad comenzaba a
empeorar, lo que quiero decir es que cuando estaba solo en casa, al regresar de
la prepa, escuchaba gritos, risas de niños, me lanzaban cosas como tijeras,
fotos, botellas lo que fuera, todo venía de arriba. Fui empujado en las
escaleras varias veces, rompí mi nariz una vez cuando mi mamá fue la empujada.
Busqué en internet: “¿Cómo remover espíritus de tu casa?” no encontré nada que
sonara útil y nadie me tomaba en serio. Sólo una persona me habló sobre el
exorcismo. Yo no sabía cómo hacer eso y esa persona no me lo quiso explicar,
así que fui a la iglesia y tomé el agua bendita que había, me la lleve a la
casa y ya ahí me quité la ropa y con mis dedos comencé a salpicarme tratando de
cubrir todo mi cuerpo, mi mamá hizo lo mismo, claro que mi papá no, él creía
que eso era estúpido y sin sentido. Sus palabras me molestaban y me daban ganas
de gritarle, sólo porque me preocupaba.
Todos nos dormimos en la misma
cama otra vez, me aseguré de estar en medio. De pronto del cabello de mi papá
empezaron a salir pequeñas fumarolas que no alcanzaban a dañarnos a los demás.
Él no se había dado cuenta y yo no le dije nada, se lo merecía, luego gritó:
-¡Auch!-
Mi mamá prendió la luz y le
preguntó que qué había pasado, él dijo que sintió como si algo lo hubiera
mordido. Cuando dejó de hablar se rascó la cabeza y se cayeron varias partes de
su cabello, quería reírme a carcajadas, traté de no reír pero él me escuchó y
me dio una bofetada que me hinchó el labio y dijo:
-Fue una coincidencia-
Me
levanté para ir a la cocina por un poco de hielo, cuando lo puse en mi labio
algo forzó mi mano y el hielo se fue hasta mi garganta, apenas pude tomar un
poco de aliento y después de eso lo que recuerdo es a ese hombre, parado sobre
mí con esa misma sonrisa sólo observando cómo trataba de escupir el hielo,
luego vi cómo mi mamá bajaba corriendo las escaleras; el hombre despareció
antes de que mi mamá llegara a mi lado, entonces todo oscureció.
Cuando
desperté estaba en el hospital, una enfermera me dijo que había estado ahí 48
horas. Cuando vinieron mis papás por mí lucían muy mal; mi mamá tenía una
cicatriz del lado izquierdo de su frente que atravesaba una de sus cejas y mi
papá notables marcas de golpes en toda su cara, no tenía que preguntar qué
había pasado porque ya lo sabía, podía imaginármelo. Deseaba quedarme en el
hospital en lugar de ir a esa endemoniada casa pero no tenía opción.
Cuando
nos aproximamos a la casa vi al hombre asomado en la ventana con esa misma
sonrisa de siempre, desvié la mirada, cerré los ojos y comencé a llorar, tenía
miedo, volví a ver a la ventana, él ya se había ido pero ahora había una mujer,
tenía un aspecto horrible, nunca antes la había visto usaba un vestido blanco
ensangrentado, cuando notó que la estaba viendo dio media vuelta y se fue, ella
realmente parecía humana. Al entrar en la casa escuché gritos y niños riendo
como siempre, nada había cambiado. Luego subí las escaleras y estaban dos
pequeñas niñas señalándome y riendo, les grité:
-¿Qué es tan gracioso?-
Ellas
corrieron, caminé a mi cuarto y vi la frase “VIVE O MUERE” escrita en la pared,
llamé a mi mamá para que subiera, cuando vio la pared comenzó a llorar, traté
de consolarla y ella dijo que llamaría a los investigadores paranormales. Me
sentí muy agradecido cuando dijeron que estarían aquí mañana ya no tendría que
preocuparme más. Mamá hizo la cena, hubo completo silencio por primera vez,
cuando fuimos a la cama, yo en medio, sentí frío muy frío, miré a la entrada y
los vi: la mujer, el hombre de la sonrisa y las dos niñas, nos miraban muy mal
y comprendí que estábamos en un profundo infierno, comencé a implorar: ¡por favor, no más risas, por
favor no más demonios! No sabía a quién le pedía pero esperaba que alguien
pudiera ayudarme, no quería seguir viviendo así. Finalmente, cerré los ojos y
dormí… Shasa seguía a mi lado.
Al día siguiente, cuando
llegaron los investigadores, pusieron un enorme cirio en medio de la sala, el
cual por más intentos que hicieron no lograron encender. Ante ese hecho, nos
advirtieron que esas criaturas eran más poderosas y no podríamos contra ellas.
Mientras hablaban, pude verlos; sonreían irónicamente. Esa tarde empacamos, mi
papá nos llevó a la estación del tren.
En el camino, papá nos confesó
que el capitán que se aparecía en la casa fue uno de sus amigos cuando él
estaba en la guerra, su nombre era Federick. Éste, desesperado por no poder dar
una mejor vida a su familia, decidió asesinar a su esposa y a sus hijas, para
después suicidarse. Papá estaba a punto de llorar cuando nos hizo esa
revelación, pues nos explicó que por más intentos que hizo, nunca pudo detener
a quien fue el mejor compañero que había tenido en su vida.
… No sé a dónde iríamos, de lo
que estaba seguro era que no pasaríamos una noche más en aquella casa que
alguna vez albergó monjes y soldados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario